domingo, 5 de agosto de 2012

Filtros de Carbón Activo. Filtración de Agua

La mayoría de nosotros somos afortunados y disponemos de agua limpia y potable al abrir el grifo de casa. Pero también es cierto que la degradación ambiental y las dificultades tecnológicas para garantizar agua de calidad a menudo afecta notablemente a su sabor. Una de las causas es el cloro que se ha añadido al agua en la planta potabilizadora por motivos de seguridad sanitaria. La cloración del agua y la presencia de cloro durante su distribución es necesaria para que llegue a nuestras casas libre de contaminación bacteriana, pero también dota al agua de un gusto desagradable. En otros casos es la gran cantidad de calcio y otras sales las que dan un sabor fuerte al agua.

Esquema de filtros de Agua de carbón activo bajo encimera
Filtros de Agua bajo encimera

La purificación doméstica del agua es una buena opción para todas aquellas personas que desean incrementar la calidad del agua de distribución. Además, permite reducir la carga de agua embotellada y evitar los residuos de envases. En este sentido, los filtros de carbón activo son la opción más asequible para eliminar los problemas de mal sabor relacionados con el cloro cuando el agua no es especialmente dura y tiene un bajo contenido en sales minerales disueltas.

El componente principal de este tipo de filtros domésticos, el carbón activo, es un material estable, inerte y extremadamente poroso, obtenido a partir de materiales con alto contenido en carbono, como carbón mineral o productos vegetales. El fenómeno por el que el material atrae y retiene las partículas no deseadas es el fenómeno físico de la adsorción. La superfície del carbón activo retiene los elementos más hidrofóbicos y con más afinidad por el carbono, es decir, especialmente las moléculas orgánicas.

Hoy en día existen diversas maneras para purificar el agua de bebida en casa con sistemas de carbón activo. Los filtros más habituales son los de encimera, que se instalan junto al fregadero de la cocina y se conectan a la toma de agua del grifo. Accionando una sencilla válvula se obtiene agua filtrada, a través del pequeño grifo complementario, o bien se puede continuar obteniendo agua sin tratar. Muy similares a éstos son los filtros que se sitúan bajo la encimera, conectados a las cañerías y que envían el agua al grifo principal o bien a uno especialmente preparado para ello. Estos permanecen ocultos a la vista pero ocupan espacio en el armario inferior. También existen filtros de pequeño tamaño, y por tanto menor duración, que es posible acoplar directamente en el grifo para obtener agua filtrada. Los sistemas tipo jarra, por su parte, son recipientes con asa de unos 2 litros, como una jarra convencional, pero dividida en dos partes. En la superior se encuentra el filtro recambiable, y es en la que se vierte el agua, mientras que en la inferior se recoge el agua filtrada.

Jarra de agua con filtro de carbón activo
Jarra de agua con filtro de carbón activo

El mantenimiento básico de los sistemas de filtración es el recambio del filtro. Cuando el filtro se satura, los contaminantes podrían volver al agua de bebida, de modo que se deben seguir las recomendaciones del fabricante para cambiarlo antes de que esto ocurra. El momento de cambiarlo depende de la calidad del agua y del uso que se le da. En general, el filtro estará saturado cuando no se nota su efecto, de modo que no se percibe un mejor sabor del agua filtrada respecto la no filtrada. Antes de llegar a este momento ya se debería haber cambiado el filtro. Conviene tener presente que en función de la calidad del agua potable que se recibe, en ocasiones puede ser recomendable cambiarlo antes de lo recomendado por el fabricante. Las necesidades de recambio aproximadas son:
  • Pequeños filtros (filtros tipo jarra): mensualmente, o cada 150 - 300 litros filtrados.
  • Filtros medianos (filtro acoplado sobre el grifo, en el punto de uso): cada tres meses, o cada 1200 litros.
  • Grandes filtros (filtro de encimera o bajo fregadero, filtros generales para toda la vivienda): cada 9 meses o 1 año, o cada 8000 litros filtrados.
En definitiva, los filtros de carbón activo pueden ser una mejora para nuestra calidad de vida, y evitan el impacto ambiental de la extracción y comercialización de agua envasada. Además, se pueden elegir los sistemas de más calidad y más duraderos. En resumen, mejorar nuestro confort tratando de reducir nuestro impacto sobre la aldea global.
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